Es ocioso pensar que los británicos se han hecho raros a través de los siglos. Ya eran realmente diferentes desde sus mismos orígenes. Como los británicos no pelean nunca durante las horas del té, o en los fines de semana, al César le resultó muy fácil derrotarles, a pesar de haberse presentado de una manera increíblemente desorganizada. Afortunadamente, ¡una aldea bretona aislada sigue resistiendo! Habiendo sido solicitada su ayuda, los romanos se apoderan de todos los barriles de vino que pueden encontrar en Londinium, incluido el de los Galos, demasiado ocupados en recuperarse de su primera comida inglesa. Cumpliendo órdenes, los legionarios comienzan a catar todos los barriles para averiguar cuál es el que contiene la pócima mágica. La ceremonia de la cata se convierte en un caos cuando los soldados se emborrachan bebiéndose hasta la última gota. A Astérix le resulta fácil entonces recuperar el precioso barril, pero sólo por breve tiempo. A Obélix, demasiado borracho para darse cuenta, se lo arrebatan inmediatamente...
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