Adrian abandonó temporalmente a su esposa Monica y a su hijo pequeño para mejorar el bienestar de la familia trabajando un año en Italia. Cuando regresa a casa, sin embargo, se lleva una decepción. Monica se comporta de un modo tan distinto que Adrian apenas la reconoce; es como si nunca hubieran estado casados. Durante la primera noche de Adrian en casa aparecerá en el matrimonio muchas de las cosas que quedaron sin hablar, y no sólo por la distancia que les separaba. La pareja tratará de aclarar los malentendidos que se han ido acumulando entre ellos, y ambos intentarán encontrar la chispa que les atrajo en un principio, si es que aún existe.
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