Durante la dictadura del general Videla, fueron concentrados en la cárcel de La Plata miles de presos políticos. Sus líderes fueron aislados y fusilados sin juicio. Fueron también condenados a muerte sus familiares. Aún así, y más allá de los límites del entendimiento humano, la voluntad, el ingenio y el humor fueron herramientas de resistencia; de una lucha por la vida y la dignidad que se renueva día a día. Treinta y dos años después, los ejecutores de aquellos crímenes fueron juzgados y condenados.
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