Adam (Jim Sturgess) es aparentemente un tipo corriente dentro de un universo extraordinario, compuesto por dos mundos, uno superior y otro inferior, ambos con gravedades diferentes. Adam conserva en la memoria el recuerdo del amor imposible que tuvo diez años atrás por Eden (Kirsten Dunst), una chica que conoció del otro mundo, el superior, un lugar que se halla fuera de su alcance. Sin embargo, cuando vuelve a verla en la televisión, Adam decide encontrar el camino que lo lleve hasta ella.
Una idea que estaría dispuesto a aceptar, siempre que los creadores se ajusten a las reglas claramente establecidas al principio. Desafortunadamente, este no es el caso, una tontería lógica persigue a la otra minuto a minuto, y dado que la historia realmente no vale mucho, el espectador tiene espacio más que suficiente para buscar deliberadamente los problemas lógicos. Un espectáculo audiovisualmente hermoso, que se hunde en un guión increíblemente estúpido.
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