En Cali, Colombia, la segunda ciudad con mayor población afrodescenciente de América del Sur y a cinco minutos de sus calles asfaltadas y su caos vehicular, una comunidad ancestral, descendiente directa de esclavizados y esclavizadas llegados a esas costas en el siglo XVII, tendrá que defender su derecho al territorio junto al río Cauca y al trabajo de extracción de Arena, frente a los intereses privados que pretenden tomar su playa para montar un complejo turístico en el que los “negros” no caben...
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