Tras la muerte de un Papa, obispos, arzobispos y cardenales de todo el mundo se reúnen en Cónclave para elegir a su sucesor. Después de varias votaciones infructuosas, que se anuncian con la salida de una humareda negra, se ve, por fin, la "fumata bianca" que indica que "habemus papam". Los fieles que se han congregado en la Plaza de San Pedro esperan con entusiasmo y fervor que el nuevo pontífice, siguiendo la tradición, se asome a una de las ventanas que dan a la plaza. Sin embargo, esperan en vano. Por alguna razón, el nuevo Papa no parece estar en condiciones de soportar el peso de tal responsabilidad. Mientras la inquietud se apodera del mundo católico, en el Vaticano, se busca desesperadamente una solución para superar la crisis.
Una película informal, que impresiona, no con la trama, sino con el entorno en el que se desarrolla. Pero durante ese tiempo ya vi, por ejemplo, la serie "The Young Pope", que aborda los temas patriarcales del Vaticano actual de manera mucho más crítica que esta película. Aquí todo es mucho más decente. Y casi parece que está filmado para no enojar accidentalmente a alguien del Vaticano. Lo cual es absurdo, porque la película fue criticada de la misma manera. Al mismo tiempo, miran todo el cónclave y los acontecimientos posteriores con un poco de humanidad, lo que en este caso nunca es malo.
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