Recién terminada la Guerra Civil Española (1936-1939), un Tribunal Militar condena a muerte a unas jóvenes por un delito que no habían cometido. Detenidas un mes después de acabar la guerra, sufrieron duros interrogatorios y fueron encarceladas en la prisión madrileña de Ventas. Ella pensaban que sólo pasarían unos años en la cárcel, pero fueron acusadas de un delito de rebelión contra el Régimen por reorganizar la JSU y por organizar un atentado contra Franco. Fueron fusiladas en la madrugada del 5 de agosto de 1939.
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