El verano se presenta francamente mal para Manolito Gafotas. Está condenado, un año más, a pasar las vacaciones en su pequeño piso de Carabanchel Alto, con su madre, su abuelo y su hermano pequeño. Y encima, para disgusto de su madre, ha suspendido las matemáticas. Manolito espera la llegada de su padre, camionero de profesión, con la ilusión de que los lleve a la playa.
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