Julián encuentra una razón para vivir en el último lugar que imaginaba: la cárcel de Najayo. Su romance con la interna Yanelly, debe desarrollarse por un lenguaje de señas creado por los internos de cada centro: el carpinteo que va desde una ventana de Najayo Hombres al patio de Najayo Mujeres. Julián debe mantener la relación escondida de Manaury, un hombre muy peligroso que también “carpintea” con Yanelly.
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