La vida de Edith cambia radicalmente cuando la fábrica en la que lleva trabajando toda su vida le propone un plan social, ya que la van a deslocalizar a Tánger. La única alternativa que les queda a los trabajadores para evitar el paro es irse a Marruecos. Edith, sin compromisos, con un hijo trabajando lejos, es la única que acepta esta solución. Los primeros pasos en la nueva fábrica y en un país desconocido no van a ser fáciles. Por suerte, Edith consigue hacerse amiga de Mina, la dueña de la pensión en la que vive, y de su hijo.
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