En el puente de un ferry que se dirige a Lampedusa hay un adolescente en el primer día de trabajo como necróforo y un chaval en la primera misión como buceador. No se conocen, pero es solo cuestión de tiempo porque el barco está atracando y desde el momento en que ponen pie en la isla que ahora se destaca frente a ellos, soleada y estéril como un desierto mexicano, sus vidas cambiarán para siempre. Uno tendrá que recuperar los cuerpos de los náufragos, el otro tendrá que enterrarlos. Como una especie de ballet entre la vida y la muerte, entre la inocencia y su pérdida, entre el principio y el final. Una película dramática con un final que, de manera impredecible, devuelve la esperanza. Porque en medio de una tragedia, la vida es y debe ser siempre más fuerte que la muerte.
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