Tito tiene 23 años, una madre que le adora y un carro que le permite ganarse la vida honradamente. Para sus vecinos es un muchacho formal y educado. Nadie sabe que detrás de esa fachada se esconde alguien con una visión pragmática de la vida. Y eso implica cometer actos terribles. Actos por los que, quizás, un día tenga que pagar. Pero a Tito no le preocupa el futuro. Solo existe el presente.
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí:
Política de cookies.