Cathy (Wendi McLendon-Covey) siente que toda su vida está perdiendo el sentido. Las cosas más importantes para ella se derrumban: cree que su marido está teniendo un affair y su hija de 30 años (Christine Woods) parece haberse quedado estancada en la vida. Desesperada por recobrar algo de orden, Cathy decide mudarse temporalmente a la casa de su hermana, donde limpia de forma compulsiva mientras espía el día a día de sus nuevos vecinos. Poco a poco, esta familia (compuesta por padre, madre e hijo) se introduce en su vida, especialmente cuando Cathy se convierte en la obsesión sexual del adolescente, instigando así una serie de acontecimientos que cambiarán radicalmente su vida.
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