El primer largometraje del realizador vasco Víctor Iriarte es, probablemente, un film autobiográfico, lleno de ritmo, música, recuerdos entrecortados, creatividad propia, pero yace en el fondo un pozo de amor, de relación vampírica entre dos seres que se amaron. La mayor parte de las imágenes de la película, como si de fantasmas se trataran, existen pero no se ven.
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí:
Política de cookies.