Sergio es un espía chileno. O algo parecido. Al menos, se le ha ofrecido este trabajo después de un casting organizado por el detective Rómulo, un investigador privado que necesita a un topo creíble para infiltrarse en un hogar de retirada. La cliente de Rómulo, una hija de una residente preocupada por el trato que ésta pueda estar recibiendo, sospecha que su madre podría estar siendo maltratada, por lo que le contrata para descubrir qué es exactamente lo que está sucediendo.
Sergio, sin embargo, tiene 83 años y no es precisamente el agente 007, por lo que no resulta nada fácil entrenar a un aprendiz en lo que respecta a la tecnología y a la metodología de espionaje. Sergio sí que es un buen estudiante que busca por todos los medios distracciones para entretenerse tras haber perdido a su mujer. ¿Qué podría ser más interesante que algo de espionaje de encubierto? Mientras trata de recolectar pruebas, Sergio entabla amistad con algunos de los residentes y se da cuenta que la supuesta terrible verdad que buscaba no tiene absolutamente nada que ver con lo que tanto él como Rómulo habían sospechado.
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí:
Política de cookies.