Carole, juez de instrucción después de seis años de estudios, es un tanto rígida de carácter y su pasión es la justicia. Tina, ladrona reincidente, condenada a dos meses de cárcel, no es rígida para nada y su pasión son los zapatos. Se conocen en el Palacio de Justicia y desde entonces siguen juntas. Quizás porque Tina le sirve de inspiración a Carole y porque Carole tranquiliza a Tina o, simplemente, porque ambas son hijas únicas y que cada una de ellas podría ser la hermana que les hubiera gustado tener a las dos. Y aunque no siempre están de acuerdo sobre lo que está bien o mal, lo que sí descubren con deleite es que las tonterías es mucho más divertido hacerlas juntas.
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