Manolo descubre en Lola no sólo a la gran artista de la que todos quedan prendados sino a una obsesión, un amor que trasciendo los límites de la razón y que le hará caer en desgracia. Después del éxito de su sociedad, Lola es contratada para exportar el arte flamenco a las principales ciudades del mundo. El éxito de Lola encontrará su paralelismo en el fracaso y la rendición a la bebida de Manolo. Pero el sentimiento que ha dejado Manolo en Lola es demasiado grande y le hará volver a España para reencontrarse con su obsesión.
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