En la escuela, a Toto se le da mejor hacer reír a sus amigos que escuchar las lecciones del maestro. Con sus padres también le ocurre lo mismo y sus chistes a menudo se convierten en desastres. Durante un evento organizado por el jefe de su padre, una escultura se cae pero esta vez, Toto le asegura que es inocente y se niega a ser acusado de algo estúpido que por una vez no ha hecho.
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