Natalia Nikolaevna vive a 400 km de La Habana, en la ciudad donde se construiría la primera central electro nuclear de Cuba. Llegó hace 20 años desde la URSS, para reencontrarse con su esposo y trabajar como cantante lírica. En 1992, comenzó la gran crisis, conocida como el período especial. Natalia se divorció, y enraizó en el lugar que poco a poco se le descubría como el más hostil de los espacios. Madre soltera y sin oportunidades de trabajo, se inventó su propio escenario, un parque, sus propios espectadores, los turistas, y su propio sustento, lo que le dieron por sus arias.
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