Hank Chinaski envía sus poemas y relatos a revistas literarias, que rechazan siempre su trabajo. Para pagar su modesto alojamiento y su adicción al alcohol, realiza trabajos eventuales como obrero, portero o taxista. Su principal objetivo nunca fue ganar dinero para vivir lujosamente; lo que a él le gusta es apostar en el hipódromo, poder amar a dos mujeres (Jan y Laura) tan aficionadas al alcohol como él, observar las pequeñas cosas y, sobre todo, escribir. Cuando Jan lo abandona por otro hombre, Hank recibe la inesperada llamada de una prestigiosa revista literaria.
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí:
Política de cookies.