Putin, quien trata de mostrarse como una figura paterna para todos los rusos, es a quien están dirigiendo sus peticiones personas de todas las edades, incluidas algunas ancianas, con la esperanza de que él los escuche y haga que las cosas mejoren. Incluso en las aldeas más remotas hay teléfonos móviles y pequeñas cámaras de vídeo, y la conexión a Internet justa y necesaria para cargar las imágenes en YouTube. Estos clips dan forma al documental de Andrey Gryazev, en el que él trata de mostrar que estos sencillos videos online pueden ser una nueva forma de expresión y acción política. Sin alzar directamente su propia voz, las misivas compiladas en su película se combinan para formar una súplica atronadora contra la censura en Rusia.
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