Roy Knable (John Ritter) se pasa el día delante del televisor a pesar de las quejas de Helen (Pam Dawber), su mujer. Un día Roy recibe la extraña visita de Spike (Jeffrey Jones), un hombre que establece un pacto con él: le entrega lo último en antenas parabólicas de TV por satélite; pero, a cambio, Roy le vende su alma al diablo. El resultado es que Roy y Helen se encuentran de repente atrapados dentro del televisor, y serán sus hijos Darryl (David Tom) y Diane (Heather McComb) los que tendrán que rescatarlos.
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