La película se rodó en México, especialmente en la ciudad de Tepoztlán (estado de Morelos) y también en el Desierto de los Leones en el suroeste de la capital mexicana. El complejo sagrado en medio del bosque, donde el sacerdote Peter (Will Beinbrink) dice su última misa antes de ir al Vaticano y se despide de sus amigos, es el antiguo Convento del Desierto del Carmen, construido en el siglo XVII por la Orden de las Carmelitas.