Texas, mediados de la década de los setenta. Con la ayuda de dos adolescentes, el asesino en serie Dean Corll asesinó a una veintena de niños. Gisèle Vienne tomó estos hechos reales y los adaptó al teatro, con apenas un actor y unos títeres. Aquella pieza teatral se convirtió en un espectáculo de culto. Ahora, la propia Vienne la traslada al cine, con un espléndido Jonathan Capdevielle y una puesta en escena que hiela la sangre.
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