A finales de los años ochenta, Vera, aprovechando la coyuntura social que atraviesa su país, se siente liberada sexualmente. Así pues, decide mantener relaciones con hombres de una forma descontrolada mientras cursa estudios para acceder a un puesto de telefonista. Sabedores de la dinámica que está tomando la vida de Vera, sus padres piden a su propio hijo, Victor, que abandone temporalmente Moscú y que vigile a su hermana menor. Al entrar en contacto con su mundo, Victor descubre que Vera mantiene un idilio con Sergei, un chico con fama de conquistador, quien no duda en manifestar su intención de casarse con la joven.
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