No todos los occidentales inmersos en la guerra de Irak fueron movidos por el olor de la sangre, por delirios de grandeza o por codicia de petróleo. Dos periodistas de televisión, un médico y una enfermera, todos ellos alemanes, más un chófer iraquí se embarcan en un peligroso, casi insensato, viaje en furgoneta a través del desierto, de Bagdad a Fallujah, para conseguir suministrar medicamentos a un hospital.
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