Hace ya 25 años que Rivetot lleva la dirección de un afamado programa radiofónico en la cual su máxima estrella es Mortez, un hombre que durante todo ese tiempo ha viajado de ciudad en ciudad, de una habitación de hotel a otra, instalando todo el equipo y animando al público para que participara e hiciera su espacio más animado y alegre. Un día llega a oídos de Rivetot que la cadena planea suprimir su programa y más que a sí mismo, lo que de verdad le perturba es saber como se lo dirá al bueno de Mortez.
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