Una cabezota anciana tiene como afición presumir de su único hijo, al que crió sola y le dio una buena educación, hasta que un día se entera de que éste está pensando llevarla a un asilo. Desolada, descubre un estudio fotográfico mientras da vueltas por la ciudad. El negocio promete en su publicidad que lucirá cincuenta años más joven. Sin pensárselo, decide hacerse un retrato pensando ya en su funeral. Lo que no sabe es que el rejuvenecimiento va a ser muy real.
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí:
Política de cookies.