Cuando dos amigos no muy inteligentes encuentran una mosca gigante, viva y atrapada dentro de un coche, ambos deciden entrenarla para ganar dinero con ella.
Realmente un clásico con el que me lo pasé genial. Humor absurdo que muchas veces no te hace reír la primera vez, ni siquiera la segunda vez. Tienes que abrirte camino a través de ella. Los dos actores interpretan a los idiotas tan brillantemente que no les crees, que en realidad no son así. Su viaje por carretera a través del ambiente costero francés luego da un giro y termina con una sofisticación tan fantástica que incluso con la melodía del título no querrás que termine.
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