Shimura Kingo fracasa en su deber de proteger la vida del ministro principal del Shogun y dedica el resto de su vida a seguir el rastro de los asesinos. Sin embargo, todos ellos, excepto uno, mueren antes de que consiga encontrarlos. A pesar de ello, Kingo no se da por vencido
Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí:
Política de cookies.