La pequeña población de El Roblito está en el límite de Nayarit y Sinaloa, en la costa del Pacífico de México. Aunque en los alrededores hay un contexto de violencia provocada por el crimen organizado y los narcos, aquí se respira cierta calma: los adultos trabajan muy lejos, y las niñas y niños corren por las calles, juegan, bailan, van al lago y se dan largos largos chapuzones. Entre ellos, el pequeño Ñoño, de sólo 16 años, esconde un secreto: le gusta vestirse con ropa de mujer.
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