Ebrahim tiene 12 años. Vive con su madre y cinco hermanos de todas las edades en una cabaña de dos habitaciones en una zona desértica, lejos del pueblo. La madre de Ebrahim espera que un día su hijo mayor y su marido, que se fue a trabajar hace dos años y nunca regresó, vuelvan y la pesada carga de la vida se libere de los hombros de Ebrahim. Aparte de alimentar a los niños y conseguirles documentos de identidad, Ebrahim y su madre están ocupados construyendo una casa en el pueblo para no tener que caminar desde el desierto hasta la aldea todos los días. Finalmente, consiguen construir y trasladarse a su nueva casa en el pueblo.
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