La casa está llena de gente, pero Cleo se siente sola. Su abuela, tía y primas siempre están cerca, y lo han estado desde que su hermana pequeña Erin se ahogó en la piscina, dejando destrozada a la madre de Cleo. El mundo de Cleo se ha fragmentado. Una y otra vez, los recuerdos atraviesan el presente, tan cambiado. Con cuidado, paciencia y ternura, esas niñas y mujeres van llenando el vacío que les dejó la tristeza.
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