Psicosis (1960)

La petición de Alfred Hitchcock a los cines de no permitir el acceso una vez iniciada la película se comprende por la magistral construcción del film y su creciente tensión, basada en la demolición de todas las suposiciones del espectador a medida que avanza la trama. Cada detalle está meticulosamente estudiado para transformar una lección de psicología en una obra maestra del suspense. Anthony Perkins ofrece una interpretación perfecta de un papel que lo marcaría de por vida, y Janet Leigh protagoniza la escena de la ducha, una de las más famosas de la historia del cine.

 

Si puedes ver Psicosis y fingir que no sabes nada sobre la película, entonces comprenderás su genialidad, brillantez, atemporalidad y calidad general. Podemos hablar de la naturaleza vaga de lo que es la película, cuál es su género, su trama y argumento, lo que mejora toda la experiencia visual. Podemos hablar de todos los hermosos paralelismos y temas sutiles, o de la ironía del destino. Sobre una hermosa película ejecutada con precisión, con personajes interesantes, creíbles y atractivos en situaciones inesperadas. Sin olvidar toda la actuación y representación de los personajes, donde destaca especialmente Norman Bates. Podríamos hablar de muchas cualidades innegables de Psicosis, pero lo importante es que es un espectáculo increíblemente atractivo, sorprendente y emocionante hasta el final, que además cuenta con algunas de las mejores y más perfectas tomas finales y transiciones. Es una lástima el discurso excesivamente literal del final, que explica todo demasiado y no ha envejecido con tanta gracia como el resto de la película.