El único recuerdo que Joy conserva de su madre biológica es el nombre que ésta le puso antes de abandonarla cuando tan sólo era un bebé. Tras pasar su infancia en diferentes orfanatos de Ámsterdam, la joven trata de encontrar su propio lugar en la vida. Mientras, soporta la pesada carga de no tener unas raíces familiares con las que reconocerse. Aunque su novio Moumou hace todo lo que está en su mano para ayudarla, en la mente de Joy empieza a crecer con fuerza una idea: sólo será feliz cuando se reúna con la persona que le dio la vida. Esta idea se convertirá finalmente en obsesión y la animará a conseguir la dirección de su madre.
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